Mecanismo de catapulta

La fascias de los humanos (al igual que canguros y otros animales) utilizan este mecanismo de catapulta, donde los tendones y la fascia de las piernas se tensan como si fuesen bandas elásticas, liberando la energía almacenada haciendo posible saltos o carreras formidables.

La energía almacenada no solo se usa cuando saltamos o corremos, sino también en la marcha.

En movimientos oscilatorios como correr o saltar de manera rítmica se muestran una acción de tipo resorte elástico, las fibras musculares se contraen de una manera casi isométrica (se endurecen temporalmente sin que se produzca ningún cambio significativo en su longitud), mientras que los elementos fasciales funcionan de forma elástica. De esta manera, el alargamiento y el acortamiento de los elementos fasciales «produce» el movimiento real.

Las personas jóvenes o activas al tener un ordenamiento fascial bidireccional reticulado,  muestran esta capacidad elástica del movimiento. Conforme vamos envejeciendo o con el sedentarismo, vamos perdiendo elasticidad de la estructura fascial adquiriendo una disposición más desordenada y multidireccional, fomentándose  el desarrollo de nuevos enlaces cruzados, perdida de deslizamiento de fibras, adherencias tisulares y, en el peor de los caso, se pegan realmente entre sí.

El objetivo del entrenamiento de la Condición física fascial es estimular los fibroblastos fasciales para establecer una estructura fibrilar más joven y ordenada. Esto se consigue mediante movimientos que cargan los tejidos fasciales en amplitudes de extensión múltiple, mientras se utiliza su capacidad elástica.